Credo ut intelligam
A Delia Itzel
Al sentir el abandono de mí mismo
al azar de las fuerzas del destino
al azar de las fuerzas del destino
pronuncio el nombre que no olvido
aprendido con fuerza desde niño
Dios, la palabra ante al abismo
no importa cuán bajo haya caído.
Dios, esperanza de fe absoluta
pese a estar triste y abatido.
¿Me preguntas qué ha pasado?
¿Qué señal esperas de mí ahora?
aprendido con fuerza desde niño
Dios, la palabra ante al abismo
no importa cuán bajo haya caído.
Dios, esperanza de fe absoluta
pese a estar triste y abatido.
¿Me preguntas qué ha pasado?
¿Qué señal esperas de mí ahora?
Cual puede ser sino una sola:
creer en Dios y eso me basta.
Si por él tu vida fue plena
No importará entonces la muerte.
Por él germinaste semillas
que darán vida para siempre.
creer en Dios y eso me basta.
Si por él tu vida fue plena
No importará entonces la muerte.
Por él germinaste semillas
que darán vida para siempre.
Yo creo en ese Dios magnífico
que pacientemente aguarda
al final del túnel, guardián sereno
de una luz de perdón eterna.
que pacientemente aguarda
al final del túnel, guardián sereno
de una luz de perdón eterna.
En torno tuyo, esas miradas
tienen la luz de su presencia.
Cada una es una puerta abierta
por las que Dios te observa.
Rodolfo Calderón Vivar 18 de noviembre
de 2010
85889-090609-776024-56 Rate content:
© 2009 All Rights Reserved.
No hay comentarios:
Publicar un comentario