martes, 1 de septiembre de 2009

Irene

Fuera la gitana o la niña protegida,
amparo de las flores en la tienda;
era un soplo vago y cardinal
en un suspiro yaciente
del corazón
sobre la hierba.

En la quietud de sus deseos, enardecida,
abandonada al tacto inesperado
era un fuente susurrante
en que la tibia
humedad
de los sudores
era hallazgo.

Iba el sol sobre la ciudad estremecida
por el guiñol de extraños mercaderes
que escoltaban, silenciosos,
aquella sendas
cautivas
por la mirada
de Irene.

Hallada por mis ojos y manos, en huida,
la tuve al ras
de la página oscura,
donde el secreto sexo
no era volcán
alguno
sino refugio de ternura.

No bastaban las mil promesas repetidas
ni la penumbra azul en su presencia,
era lejanía de abril
en el Café
absurdo
que todavía
nos espera.



Rodolfo Calderón Vivar       mayo de 1989

 numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

Poema de la Despedida

 A mi maestro, Michael G. Moore
Esta ciudad inmensa y rotunda

por cuyas avenidas
avanzan
soledades repletas de
gente,
por cuyos callejones
las historias anónimas trascienden
cada umbral de vida,
cada umbral de muerte.

Donde he aprendido que los minutos
valen
tanto o más que el oro,
que la velocidad no importa,
siempre es tarde...
tarde para vivirla,
tarde para nombrarla.

Entre la piedra y la huella lacustre,
inmensa, ciudad de bruma oxidada,
asida, inmemorial,
al colonial gris de España
que sepultó de Aztlan la senda,
perviven, eco de voces conectadas a
vínculos de cobre que atan
esperanzas
con nudo de culturas,
lo que obliga a la pregunta:
¿Fuimos la aldea global que profetizó
McLuhan o fuimos dialogadores eléctricos
emuladores de Homero?


Rodolfo Calderón Vivar    Ciudad de México   septiembre de 2004

numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

Deseo ante la otredad

A Guillermo Michel
 Pensando que realmente nosotros


es la palabra que engloba la esperanza...
Qué bueno que no soy el otro,
Para no saber de penurias
Que me son ajenas y desdichas
Que no cargo a cuestas

Qué bueno que no soy el otro,
Para obedecer siempre
sin cuestionar ni levantar
mi voz en tono de protesta.

Qué bueno que no soy el otro,
Ése que arrastra en la mirada, penas,
Y que distante, allá en su marcha,
Sólo es para mí una triste escena.


Qué bueno que no soy el otro,
Para hacer lo menos, acatando normas
Puntualmente y con sutil esmero
Aunque no sea el mundo que yo quiero.

Qué bueno que no soy el otro,
Porque aprendí a convertirme en sombra,
Anónima y gris, sin riesgo ni compromiso
Con el otro que contra la injusticia lucha.

Qué bueno que no soy el otro.
Para simular no ver, ni oír, ni sentir,
A todos aquellos que van unidos
gritando ante el mundo su querella

Qué bueno que no soy el otro
y no ser contado entre las víctimas
de los que van cayendo inertes
por atreverse a defender su tierra.

Qué bueno que no soy el otro,
Porque yo aprendí a mirar al mundo
por una ventana donde mis lágrimas duran
Hasta el límite del cambio del control remoto.

Qué bueno que no soy el otro,
porque la vida me ha enseñado
que a los otros hay que mirarlos
desde un punto de vista distante.

Qué bueno que no soy el otro
Porque sin verlos, avanzo suavemente
Ajeno a la muchedumbre, sin arriesgarme,
Sin lucha alguna, autosuficiente, impecable.

Qué bueno que no soy el otro,
porque todos los valores que preservo:
La libertad, el éxito, la calidad de vida y la belleza,
Me evitan ver al otro situado en el espejo.

Rodolfo Calderón Vivar  septiembre de 2005
© 2009 All Rights Reserved.

Despierten, guerreros del arcoiris

No más guerra en el mundo, guerreros del arcoiris,
yo os convoco. No más venganzas ni odios ni muerte.
No más voces de exterminio, que la paz reine.
Que los inicuos desintegren sus espadas.
que los horizontes vuelvan a ser luminosos y verdes,
Que del profundo lago un nuevo orden impere.
Que los hombres no perezcan ni se imponga la muerte.
Guerreros del arcoiris, que del profundo corazón,
una sola única voz retumbe y suene
y deshaga toda mortal invocación para siempre.
Salgan de las sombras, crepiten con sus voces.
llenad con la voz de la muchedumbre la oquedad
angustiosa que sobre la Tierra deja el hombre
Yo os convoco, os llamo, guerreros,
desplegad sobre el acre páramo el policolor espectro
marcad el camino, éste es el tiempo

Rodolfo Calderón Vivar junio 2006

numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

Amorosa Ileana

Amorosa Ileana, ven y bésame, anda,
abre tu ombligo a mi encarnada espada,
déjame soplarte, breve y cauto,
por todas tus hendiduras blandas.

Escurriré por la suavidad de tus laderas,
toda mi sangre convertida en agua,
serás pretil desbordado por mi ansia,
pozo sin fin que de mí se atraganta.

Abrazados, los dos seremos uno, Ileana,
como una sombra al atardecer, sobre el río,
seremos tierra y agua, juntos en el lodo,
mezcla húmeda del pantano, absorbidos.

Rodolfo Calderón Vivar
numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

Limitada en el motel

Cada poro de tu cuerpo expele muerte.
Beso tu vulva y te retuerces
bajo el influjo de la pasión en ciernes.
¿Que queda ya de nuestras carnes
sino sudores y penumbras?

Un soplo aqui, un canto allá,
el espejo roto en la antesala
y la camarista subiendo el caracol
con la charola empuñada.

La noche es nuestra ahora, mueres.
El arbotante brilla tras la ventana,
no te dejaré salir tan fácilmente,
no hasta acabar el el último aliento
que derramas desde el alma.

Un beso aquí, un beso allá.
Tu cuerpo es estertor y calma.
Ahora, observo en mi reloj
la marca de esas horas ausentes.

Rodolfo Calderón Vivar
numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

El Beso Negro

Beso negro y húmedo dado por el gusano
aqui, bajo la lápida nueva, en el campo.
Trémulas las hierbas se mecen, verdes,
al paso de sombras y conciencias,
en procesión intensa, silentes.

Dada la soledad y el encierro,
el cuerpo se pudre y nutre la tierra.
Horadado, desgajado, frío, yerto,
oculto de la luz, sin aura alguna,
en la penumbra insonora
solo el chasquido del escarabajo
marca el compás del gusano,
inquieto y voraz, que penetra
y hala todo vestigio de aliento.

Este es un lugar sin horas,
húmedo y seco, plano y extenso.
Caminado múltiples veces
para dejar a los que ya no vuelven.
Universo bajo el mundo
de raíces que se conectan, infinitas,
socavando vientres, torax, cráneos.
Abriendo húmedas cavernas por
donde escapa la última gota de agua,
postrera lágrima de quien fue y ya no es,
de quien está ahí pero se ha ido


Rodolfo Calderon Vivar
numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

Musgo

En el musgo de tu ser estoy hundido
sana mi soledad el hallazgo inmenso
de tu cuerpo.

Como hongo anclado florezco, vano
y soberbio, atado suavemenete
a tu equilibrio.

Vegeto con holgura en tu carne
y me hundo más a cada vuelta
de tu espalda.

Afilo mi lengua en tu oquedad
y beso con pasión intensa
tus adentros.

Sorbo esos líquenes amargos
en la savia enardecida
de tu sexo.

Dejo que mi tronco expire
en trepidante roces
de tu aliento

Y giro hacia el sur, me hundo
en la sima mas profunda
de tu musgo.

Rodolfo Calderón Vivar
numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.

La madre en Los Pinitos

Pasa la señora blanca, desnuda, enhiesta y grácil
ante las miradas altivas de hombres dominantes,
a un lado de las niñas, desnudas y tristes,
que esperan ser abiertas por perversos amantes.

Cruza por senderos iluminados pero oscuros.
con pisadas leves. danza el vals de los burdeles,
en noche en que a horcajadas, las ninfas y las infantas.
afrontan tempestades, montando mástiles que hieren.

Labios enfrentados, lenguas, dientes, almas, carnes
trepidantes, asolados montes, corazones al unísono,
deslizantes y pálidas sábanas, amortajadas simientes
se acumulan en Los Pinitos, congal del barrio oeste.

Aqui, aunque se insista, los besos no tienen precio.
Nadie los da en la boca. Se ofrecen si, los besos negros,
y valen madre y hijas, juntas en el mismo lecho,
oferta sibilina y mórbida, previa al primer sueño.

Al mediodía, la madre se levanta y resplandece,
como un sol, vestida toda de inmaculada tela
besa amorosamente esas infantiles y cálidas frentes
de sus niñas que duermen, mientras ella se masturba.

Rodolfo Calderón Vivar

numly esn 85889-090609-776024-56 Rate content:


© 2009 All Rights Reserved.